LA GRAN PROMESA
DICIEMBRE (3º)
Hoy, primer viernes de mes, el tercero de los nueve meses seguidos de la Gran Promesa, ante ti, Jesús Sacramentado, en el quinto día de la novena de tu Madre Inmaculada, quiero hablar a tu Corazón como Ella te habla, y me detengo en el primer pasaje evangélico en que aparece su nombre: María.
Ahí comenzaste, Jesús de Nazaret, nuestra historia de salvación; ahí tomaste carne en su vientre inmaculado por obra del Espíritu Santo, y en su seno femenino inauguraste el Reino de tu Padre en la tierra. Contigo quiero alabarla y bendecirla.
¡Oh María! El ángel Gabriel te manifiesta que estás llena de gracia, que es como decirte que Dios te ha llenado de su Amor. Pasmado queda el ángel porque no ha visto persona igual, y pasmado quedo yo … ¡Dios te salve! ¡Llena de gracia! …
Al mensaje del ángel y al saludo de tu prima Isabel, la Iglesia ha añadido la súplica de tu intercesión, ¡oh María! Es la oración más recitada por el pueblo cristiano al lado del Padrenuestro.
Ante ti, Sagrado Corazón de Jesús, digo a tu Madre con la mayor devoción, no sólo con los labios sino sobre todo con el corazón, el grito de auxilio para el momento presente de esta pandemia del Covid-19, como para la hora de la muerte:
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo,y bendita tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto
de tu vientre: Jesús.
Félix Ramos, c.p.
feralo34@hotmail.com