Tercera semana de pascua

EL RESUCITADO

“LE RECONOCIERON AL PARTIR EL PAN”


Jesús resucitado, confieso que te me muestras cada día bajo las especies de pan y vino, en tu Palabra, con los nombres de fracción del pan, acción de gracias, pan de ángeles, Sacramento del altar. Nombres de gran calado teológico, surgidos de las páginas bíblicas. Te pido me dejes comer con hambre este pan y establecer una resuelta y radical analogía entre el sacramento de la comunión eucarística y la lectura de la Palabra: las dos son comida.

Para mí, Señor Jesús, esta bibliofagia, acto simbólico sugerido en tus profetas Jeremías, Ezequiel y Apocalipsis, en la Escritura, y esta teofagia eucarística en la liturgia, decantan - plásticamente - comida que quema, amor que es hambre, hambre de la Palabra que se hace carne, carne de inmortalidad que se hace vida, vida sin saciarse que se hace divina.

Jesús Maestro, el libro vivo de tu cuerpo, la hostia y el crucifijo son tales que obligan a devorarlos, me convierten en carne de tu carne, y el que la come, si a la vez está de verdad vivo, revive con esta tu comida de resurrección.

Te doy gracias, Jesús, porque te veo dándole agua a mi sed, peces a mi red, trigo a mi tierra, Pan a mis ganas de comer. Hoy consagro el Pan que multiplicas y compartes invitando a todos a tu doble mesa… Y me quedo extasiado ante el Misterio… ¡Ambos abrazados en banquete nupcial! ¡Apasionados y eucaristizados! Hoy la Pasión es Pascua! ¡Aleluya es nuestro canto!

Félix Ramos, c.p.
feralo3@hotmail.com