ICONO PASIONISTA Y RELIQUIA DE SAN PABLO DE LA CRUZ

Con motivo de los 300 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN PASIONISTA en 2020, un ICONO PASIONISTA Y LA RELIQUIA DE SAN PABLO DE LA CRUZ están recorriendo el mundo entero. 


Nuestra parroquia de Santa María Goretti en Málaga los recibirá el próximo jueves y tendremos un programa especial los días siguientes:

Viernes 15 a las 18h: Oración con exposición del Santísimo. Merienda compartida

Sábado 16 a las 18h: Catequesis especial sobre el escudo pasionista y el icono. Veneración del icono y la reliquia.

Domingo 17: Despedida del icono y la reliquia en la misa de 12h. Próxima parada: Valencia. 




 

PENTECOSTÉS


En los orígenes del mundo está presente el Espíritu de Dios que “aletea” sobre las aguas: es lo que llamamos el inicio de la creación.

En la concepción de Jesús está presente el poder del Altísimo (Espíritu Santo) en María: es lo que llamamos la Encarnación del Hijo de Dios.

En el nacimiento de la Iglesia está presente el Espíritu Santo: es lo que llamamos Pentecostés.

Ahora bien, si orar es aprender a llegar al corazón del mundo y del hombre para encontrarnos con el Espíritu de Dios-Misterio que ama a los que habitan en él y que es Fuego que alienta, ilumina, desentumece, pone en movimiento … y que es Viento que empuja a avanzar y vencer … tiene razón el Apóstol Pablo cuando dice a los cristianos que el Amor de Dios es irrupción del Espíritu en nuestros corazones y que nuestra tarea es vivir “según el Espíritu”.

Por eso confesamos que “vivir según el Espíritu” es:

1. Relacionarnos con el Espíritu Santo, relación de amor y atención a todo lo que a El se refiere: Amar y servir.

2. Respetar todo lo creado en la naturaleza, porque posee un valor intrínseco al ser la realidad del “aleteo” del Espíritu Santo en la creación: Laicidad y ecología.

3. Ser conscientes, a nivel personal y social, de las consecuencias (benéficas o funestas) de nuestros actos en referencia al Espíritu de Dios: Cercanía y testimonio.

4. Cooperar a la acción del Espíritu. Su irrupción e iniciativa es la ley universal de la evolución, no competitiva sino interdependiente: Apertura y misericordia.

5. Ser hospitalarios. El principal huésped de nuestro ser es el Espíritu, al que pertenecemos como su campo en el nuevo nacimiento: Templo y adoración.

6. Ser portadores del Espíritu, diverso en unos y en otros. La diversidad y la tolerancia activa completan la realidad: Ternura y compasión. 


 7. Ser partícipes del los dones del Espíritu. Porque todos somos miembros de la misma familia, obra de Dios y por el mismo y único Espíritu proclamamos a una sola voz, 


¡Jesús es el Señor! ¡Alfa y Omega! ¡Principio y fin del Universo!

                                                                  P. Félix Ramos, C.P. 



Pascuales 3


LE RECONOCIERON 
AL PARTIR EL PAN 
(Lc 24, 35)

El término “conocer” ocupa en la literatura bíblica y en la tradición cristiana un lugar considerable y una significación muy rica. No en un contexto de ciencia, sino en un contexto de vida; desborda el saber humano y expresa una relación existencial. Sobretodo, si se trata del conocimiento de Dios; supera el nivel de los sentidos y penetra el nivel emocional y volitivo. Conocer significa reconocer, abrir los ojos, tener relación con, entrar en intimidad con, amar.


RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es descubrir, por la acción del Espíritu de Dios, el misterio de Jesús, cuyo mensaje suma más dar que recibir, entregar la vida que guardarla, escuchar la Palabra que amamantarla, menguar que crecer, humillarse que ensalzarse, perder que ganar, porque perder tierra es ganar terreno, si hay amor.

RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es descubrir, a la luz del Espíritu Santo, que nuestra misión en este mundo es vivir desde el ser, superando los sucedáneos del mismo, en los que los humanos solemos sucumbir; estos son tres: el tener (la codicia), el poder (la ambición) y el aparentar (la vanidad). Triple tentación que el mismo Jesús de Nazaret experimentó en su etapa de desierto (sombras, tentaciones, demonios) y de la que salió victorioso. En ella también nosotros vencemos por la entrega, el servicio y la adoración.

RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es penetrar, por la gracia del Espíritu, en el misterio de Cristo, del que hablan todas las páginas del Nuevo Testamento, en especial Mt 5, 1-12 (las Bienaventuranzas, “Dios los consolará”) y 1 Tim 3, 16 (himno litúrgico), en la forma de “pasivo divino”, tan frecuente en las Escrituras, que es el uso de la voz pasiva en las acciones realizadas por Dios.
 
F.R.L <feralo34@hotmail.com>

Pascuales 2


CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar el Misterio Pascual (pasión, muerte y resurrección del Señor), es decir, vivir y celebrar los sacramentos pascuales, bautismo y eucaristía. Estos nos hacen participar de los frutos de aquel. La gracia bautismal y eucarística es tan evidente que no debemos dejar pasar la ocasión que se nos ofrece de profundizar en la significación de nuestra vida de bautizados.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA significa aceptar la salvación que Dios nos ofrece en su Hijo Resucitado, luchar contra el mal y sus causas, y adorar … porque la felicidad humana es tener experiencias de Dios a pesar del mal; el cristianismo tiene motivos para esperar más allá de la muerte, porque la gloria de Dios es la vida del hombre. Estos tres verbos: aceptar, luchar, adorar, son las actitudes que explicitan el protagonismo del Espíritu de Dios en la creación y el compromiso del hombre en la historia de la comunión fraterna, expresada en las obras de amor y de misericordia.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar el sacramento de la nueva creación; Dios, después de haber creado al hombre, sigue en el presente extendiendo su obra, que es una nueva humanidad, humanidad de mayor participación de su vida divina.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar en la Resurrección de Cristo que Él manifiesta su papel de nuevo Adán y de primer nacido de la humanidad nueva, humanidad a la que Pablo Apóstol añade con gusto los títulos de Hombre Nuevo, Hombre espiritual, Hombre interior.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA no
es sólo traer a la memoria el acontecimiento milagroso de la salida de la tumba, sino tomar conciencia de que a partir de este momento un nuevo tipo de hombre ha venido al mundo, del que participamos por el Bautismo. ¡Aleluya!

                                  Félix Ramos Lores, c.p.

Pascuales 1



ALEGRARNOS EN LA PASCUA es quitarnos el miedo que es la causa fundamental por la que tenemos cerradas las puertas de nuestro corazón. Dios nos busca siempre, aun en nuestro miedo, y para darnos coraje nos muestra la herida de su costado y las llagas de sus manos, es decir, nos hace ver y tocar que el Resucitado es el Crucificado, que es en la cruz donde está la luz, que la vida surge desde la muerte. Este es el descubrimiento más radical y la causa de la verdadera alegría.

ALEGRARNOS EN LA PASCUA es escuchar “la Paz esté con vosotros”, y acto seguido, la investidura “Recibid el Espíritu Santo” y la autoridad que va pareja “a quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados”, es decir, tenemos la capacidad de sanar si acogemos al Espíritu Santo, pues es Él quien sana por nuestro medio.

ALEGRARNOS EN LA PASCUA es aceptar la nueva revelación que se nos da, aunque tengamos las puertas cerradas, porque es Él quien nos busca, más que nosotros a Él. El Resucitado nos dice que si queremos huir del cáncer de nuestro egoísmo y de la duda, debemos meter las manos en las heridas de los hombres y mujeres, acercarnos al sufrimiento humano y no huir de las tinieblas del mundo, luchar contra el mal en todas sus manifestaciones y descubrir que merece la pena confiar.

ALEGRARNOS EN LA PASCUA significa cuántos costados heridos y manos llagadas hemos visto últimamente y cual ha sido nuestra reacción ante ellos.

ALEGRARNOS EN LA PASCUA es cantar el ¡ALELUYA! con el corazón y con las manos.
                                        Félix Ramos Lores, c.p.
 


                                      
 
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Parroquia Santa María Goretti

SEMANA SANTA EN GORETTI

LA MEJOR DE LAS SEMANAS...

DOMINGO DE RAMOS
Misa 10, 12 y 20h
Bendición de Ramos 12h


JUEVES SANTO. 

Misa de La Cena del Señor: 18h
Colecta por Cáritas.
Hora Santa: 22h


VIERNES SANTO
Viacrucis 12h
 
Celebración de la Pasión y Muerte: 18h.
Colecta por Tierra Santa

 

SÁBADO. Solemne Vigilia Pascual: 21h.

DOMINGO DE PASCUA
MISA: 10, 12 y 20h


¡¡¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!!!

Año 2019

Semana Santa


Hay una semana en el año cristiano en que, por única vez, el centro de la liturgia de la Iglesia no es la Eucaristía, sino la cruz; o sea, no el sacramento, sino el acontecimiento; no el signo, sino lo significado. En el corazón de la semana -Viernes Santo- no se celebra la Misa, sino que se contempla y se adora con solemnidad al Crucificado.

Este semana decanta en todas las Iglesias cristianas y recorre por nuestras calles y ciudades una gracia muy especial…la Santa Cruz, gracia que en Andalucía y España la extendemos por todos los pueblos, en procesiones y viacrucis que huelen a cera e incienso; los tambores acompasados y las saetas doloridas hacen que “resplandezca el misterio de la Cruz”, como canta un venerable himno de la liturgia.

Para el pueblo judío, el día más santo del año es el Yom Kippur, es decir, el día de la “Gran Expiación”. También el pueblo cristiano tiene su Yom Kippur, su día de la Gran Expiación, y ese día es su Viernes Santo. Lo hemos proclamado en la segunda lectura, con las palabras de la carta a los Hebreos: Tenemos un sumo sacerdote grande que ha entrado en el santuario una vez para siempre, “con su propia sangre”, no ya en figura sino en realidad, la Gran Expiación, no ya de los pecados de una sola nación sino “del mundo entero”.

En la aclamación al Evangelio, que es un cántico de meditación, se sintetiza la historia de la pasión de Jesús y se proclama su exaltación:

“Cristo, por nosotros,

se sometió incluso a la muerte,

y una muerte de cruz;

por eso Dios lo levantó

sobre todo y le concedió

el Nombre-sobre-todo-nombre”

(Flp 2,8-9).


F.R.L <feralo34@hotmail.com>

BENDECIR EN CUARESMA


BENDECIR EN CUARESMA
 es tomar parte en una de las preciosas definiciones de la palabra bendición o bendecir; es impartir capacidad, favor, dirección para prosperar, tener éxito. El Bendito es Dios, la Bendita entre las mujeres es María Santísima, Bendito es el fruto de su vientre y Benditos los pechos que le amamantaron. Cuando bendecimos o somos bendecidos, la capacidad para prosperar nos es concedida a nuestra vida y la bendición pasa a ser parte inherente de nosotros, por lo que funciona en todo tiempo. Con esta concesión somos capacitados para el éxito, y todo lo que hacemos tiene resultados excelentes.

BENDECIR EN CUARESMA significa que el favor divino comienza a funcionar en nuestra vida de tal manera, que los detractores se ven motivados a favorecernos. ¡Qué importante es que comprendamos esta realidad y andemos a su luz! ¡El Espíritu de Dios está en movimiento!

BENDECIR EN CUARESMA es buscar la dirección espiritual para prosperar. Esto también es extraordinario, puesto que descubrimos con ella que siempre andamos en la voluntad de Dios, y progresamos en la dirección correcta.

BENDECIR EN CUARESMA es entrar en el grupo de quienes, por un tiempo, se aíslan de tanto ruido e información digital y hacen espacios de desierto en su corazón … para que el silencio se transforme en “soledad sonora”.

BENDECIR EN CUARESMA es renovar en cada persona que bendecimos nuestro compromiso de cercanía y presencia en sus circunstancias … y dar gracias a Dios que nos ha hecho reflejos de su amor y su perdón.

BENDECIR EN CUARESMA es abrir todas las ventanas de nuestra casa al sol de la ilusión, de la belleza, de la solidaridad, de la alegría … entonces damos la oportunidad de que el gozoso sendero cuaresmal haga brotar la flor de la Pascua. La bendición de la Misa, - triple en las solemnidades - es de suma importancia; la bendición en la reunión semanal de la Legión de María capacita a los legionarios para llevar a Cristo en sus trabajos de voluntariado parroquial en la pastoral de la salud, de la catequesis, etc; la bendición de los padres a los hijos los inmuniza del mal en la calle, y los fortalece para el bien en el estudio y en el trabajo. La práctica de la bendición es eficaz.

                           P. Félix Ramos Lores, c.p.

CONFESARNOS EN CUARESMA


CONFESARNOS EN CUARESMA...
es ponernos ante las tentaciones del mundo que nos quieren apartar de nuestra vocación cristiana, y ser lúcidos y honestos ante Dios en una revisión sincera de nuestra vida, en el compromiso de nuestras exigencias cristianas, en la familia, en la comunidad parroquial, en el ejercicio de nuestra profesión y en nuestras opciones políticas.

  CONFESARNOS EN CUARESMA es analizar los bienes y las facilidades del mundo, moderar nuestros deseos de confort y bienestar, sin nunca darnos a ellos tanto como nos debemos a Dios; en concreto, saber que la fidelidad es una forma del amor, y saber escoger los descansos que respetan nuestra dignidad.

CONFESARNOS EN CUARESMA es revisar nuestra vida de cada día como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios; son 40 días para que nosotros, con los ojos puestos en el árbol de la cruz, seamos parecidos a los árboles sanos, y demos frutos que son las obras de misericordia.

CONFESARNOS EN CUARESMA es verificar nuestra práctica sacramental y nuestra actividad misionera, basadas siempre en la fe viva y no en la religión formalista o desviada; para ello, aprovechamos los medios de instrucción que nos ofrece la parroquia (celebraciones, ejercicios, charlas, etc.), y participamos activamente en la liturgia.

CONFESARNOS EN CUARESMA significa también reservarnos tiempos de verdadera oración, tanto individual como familiar y parroquial, intentando formar a los hijos en la oración, sabiendo que recitar fórmulas o “hacer oraciones” no siempre es necesariamente orar.

CONFESARNOS EN CUARESMA es tomar conciencia de que la cruz es nuestra salvación, y que estaremos turbados e inquietos mientras no encajemos con paz interior las circunstancias adversas de la vida, sin ser juguete de ellas.

                            P. Félix Ramos Lores, c.p.

Orar en Cuaresma


ORAR EN CUARESMA es aprender a llegar al corazón del mundo para reconocer en él la presencia del Señor y dejarse llevar de su apasionado amor por quienes viven en él, con guiños a Jesús crucificado.

Este progresivo aprendizaje brota de un “encuentro” dentro de uno mismo. En el corazón del mundo y de la persona se da ese “encuentro con el Espíritu”, que es Fuego que calienta, ilumina, desentumece, pone en movimiento … y que es Viento que empuja y anima a avanzar y vencer …

ORAR EN CUARESMA es reconocer en “el encuentro aludido” la presencia del Espíritu y el poder de su amor, que en la oración va generando en nosotros movimientos de transformación y comunión.

El movimiento de transformación personal es “cultivado” por la oración de contemplación mediante la cual vamos aprendiendo a abrir en nuestro corazón espacios para un seguimiento, modelados conforme a la vida y persona de Jesús.

El movimiento de comunión es “cultivado” por la oración de quietud, mediante la cual vamos aprendiendo de qué modo, en qué lugar y hasta qué punto nos situamos en el mundo para ir paulatinamente convirtiéndonos en fermento de fraternidad y reconciliación entre las personas, con los ojos puestos en el “que traspasaron”.

ORAR EN CUARESMA es entrar en el ejercicio esperanzado de vivir según el Espíritu como “contemplativos en la acción”, física y espiritualmente, habitados por la Palabra, movidos por el Espíritu y tocados por la Eucaristía.


imagen: cathopic