EL CRUCIFIJO
T U S M A N O S
T U S M A N O S
Hoy me fijo en tus manos, Jesús; son esa parte de tus brazos que va de la muñeca hasta la extremidad de los dedos; manos cosidas a la cruz. Las veo como ramas fecundas de un árbol, hartas de frutos abundantes. Son:
* las que abrieron los oídos a los sordos…
* las que levantaron a la hija de Jairo…
* las que acariciaron, en toque de amor, a los niños…
* las que repartieron el pan de tu cuerpo al despedirte …
* las que levantaron a la hija de Jairo…
* las que acariciaron, en toque de amor, a los niños…
* las que repartieron el pan de tu cuerpo al despedirte …
Me fijo detenidamente en ellas y veo que son como fuentes que manan sangre que cae sobre:
* los ojos de los que ven …
* los oídos de los que oyen …
* los cabellos de los niños …
* llueven sangre de roja y caliente a tierra,
* los oídos de los que oyen …
* los cabellos de los niños …
* llueven sangre de roja y caliente a tierra,
y se alzan a tu Padre pidiendo perdón …
¿Cuál es la llave de fuerza que las abre? ¿Dónde está el origen secreto de vida que las fecunda? ¡Ah, sí! El amor de tu pasión y muerte. ¡Gracias Jesús! Su memoria es “remedio de todos los males” (sordera, parálisis, caos, etc.). “Causa de todos los bienes” (vista, oído, salud, etc.). ¡Gracias Jesús por tus manos sanadoras!