ADVIENTO 2

 

II: “CONSOLAOS, ALLANAD EL CAMINO”

¡Cuán errado y precipitado he sido cuando te he definido, Señor, como Juez justiciero y que castigas! La palabra que me grita Isaías “CONSUÉLATE” es un mentís a mi juicio, porque en ella brilla tu misericordia y tu amor divino con un resplandor inigualable. Eres ternura y consuelo. La misma palabra “CONSOLAOS” eclipsa a la ,majestad del juez y me hace pensar en la parábola del Hijo Pródigo ¡Gracias!

En medio de esta pandemia que Hoy asola a toda la humanidad, Protagonista del Adviento, tu palabra “CONSOLAOS” es un pregón de esperanza para todos, porque dibuja un nuevo éxodo “desde el desierto a la tierra prometida”. Señor Jesús, tu evangelio es la Buena Noticia, el anuncio más consolador que tienes para mí, te me haces presente, llegas a mí y me sanas, y quieres hacerme portador y solidario de tu sanación para los demás. ¡Gracias!

Señor Jesús, si el desierto de pandemia es lugar de sufrimiento y lucha, es también de silencio y seducción, de servicio y confusión. En el estado de alarma, cuarentena de días, que se prolongaron, he aprendido a unir tierra y cielo, ángeles y animales, gracia y pecado. ¡Gracias!

Me has dado, Señor Jesús, un tiempo de conversión. Has allanado el camino. Tu Bautista nos trae la Buena Nueva de volver a nacer por el Bautismo a la nueva vida de la gracia. La luz de las velas de la Corona de Adviento representa la Vida Nueva que nos traes con tu venida. Gracias!

El sumergirnos en tu muerte y tu resurrección nos has hecho entrar en comunión con tu Espíritu, es decir, hemos sido reconciliados en el nombre de la Trinidad. Más aún, nos has convertido en “portadores de tu Espíritu”. ¡Gracias! 

Félix Ramos, c.p.