PERSONAJES DEL REINO
En estos días de Cuaresma meditemos "en silencio" en los personajes del Reino, hombres y mujeres, todos del Nuevo Testamento, que de alguna manera se relacionaron con Jesús de Nazaret. Y los vamos a homologar "con la mirada" fija en el Crucificado y con los ojos fijos en la Palabra -contemplativos- de la oscuridad luminosa y del Creador creado.
* Encabeza la lista el amigo de Jesús, Lázaro, el de Betania, que, repatriado de la tumba, vivía en dos mundos, miraba a Cristo muerto en la cruz y, al recordar su muerte, lloraba, y Cristo -recordándole- lloró también.
* Le sigue la Virgen María, su Madre, que con ojos vírgenes bebía la blancura del cuerpo de su Hijo y se trasegaba toda su Pasión desde el corazón de Cristo sin vida al suyo crucificado en infinita pena.
* A continuación Juan, quien con ojos aguileños contemplaba el cuerpo de Cristo y veía tras Él el Sol de las edades y los pueblos, hito eterno de la historia.
* Después Tomás, el apóstol incrédulo, que al ver a Cristo ya sin vida se resistía a dar fe a sus ojos y quiso tocar la nieve de la muerte de Su Cuerpo.
* También miraba Pedro -desencantado- pero al piso, y de sus ojos salía un río de lágrimas que iban a bañar la sangre que Jesús dejó caer en el calvario.
* De la misma manera Nicodemo, el discípulo miedoso, miraba desde lejos la cruz, porque sentía renacérsele el corazón en el pecho por la acción del Espíritu.
* Y, como no, también Magdalena veía una sola nube tras las lágrimas de sus ojos envolviendo a Cristo tras el brillo de la negra noche de sus pecados.
* Así mismo Santiago miraba cerrando el puño con furor, frunciendo el ceño, y Esteban, el protomártir, tierno joven, de angélico rostro, recogía con piedad los guijarros de su Sangre cual reliquias.
* Mientras tanto, Saulo, el fariseo, en su Tarso al borde del mar Jónico hinchaba los ojos débiles en los rollos de la ciencia helénica para ser mensajero de Cristo entre las gentes.
* Y a lo lejos, cerrando la lista, que se alarga, perdido en las tinieblas, Atanasio, representante de los Santos Padres, contemplaba al Dios humanado para hacernos dioses a los hombres.
Por último clausuremos nuestra meditación sobre los personajes del Reino ante Jesús Crucificado con un dato "apócrifo y fílmico" del corvo pico de un ahíto buitre, símbolo de todos los pecados, sacando de los ojos de Jesús la última gota de su Sangre.
* Encabeza la lista el amigo de Jesús, Lázaro, el de Betania, que, repatriado de la tumba, vivía en dos mundos, miraba a Cristo muerto en la cruz y, al recordar su muerte, lloraba, y Cristo -recordándole- lloró también.
* Le sigue la Virgen María, su Madre, que con ojos vírgenes bebía la blancura del cuerpo de su Hijo y se trasegaba toda su Pasión desde el corazón de Cristo sin vida al suyo crucificado en infinita pena.
* A continuación Juan, quien con ojos aguileños contemplaba el cuerpo de Cristo y veía tras Él el Sol de las edades y los pueblos, hito eterno de la historia.
* Después Tomás, el apóstol incrédulo, que al ver a Cristo ya sin vida se resistía a dar fe a sus ojos y quiso tocar la nieve de la muerte de Su Cuerpo.
* También miraba Pedro -desencantado- pero al piso, y de sus ojos salía un río de lágrimas que iban a bañar la sangre que Jesús dejó caer en el calvario.
* De la misma manera Nicodemo, el discípulo miedoso, miraba desde lejos la cruz, porque sentía renacérsele el corazón en el pecho por la acción del Espíritu.
* Y, como no, también Magdalena veía una sola nube tras las lágrimas de sus ojos envolviendo a Cristo tras el brillo de la negra noche de sus pecados.
* Así mismo Santiago miraba cerrando el puño con furor, frunciendo el ceño, y Esteban, el protomártir, tierno joven, de angélico rostro, recogía con piedad los guijarros de su Sangre cual reliquias.
* Mientras tanto, Saulo, el fariseo, en su Tarso al borde del mar Jónico hinchaba los ojos débiles en los rollos de la ciencia helénica para ser mensajero de Cristo entre las gentes.
* Y a lo lejos, cerrando la lista, que se alarga, perdido en las tinieblas, Atanasio, representante de los Santos Padres, contemplaba al Dios humanado para hacernos dioses a los hombres.
Por último clausuremos nuestra meditación sobre los personajes del Reino ante Jesús Crucificado con un dato "apócrifo y fílmico" del corvo pico de un ahíto buitre, símbolo de todos los pecados, sacando de los ojos de Jesús la última gota de su Sangre.
P. Félix Ramos. C.P.