Sexta semana

 EL RESUCITADO
“PERMANECED EN MI AMOR”


Jesús resucitado, con la alegoría de la vid y los sarmientos te me presentas y te me identificas, y nos reconocemos; yo soy uno de ellos. Tú, Señor Jesús, eres la auténtica vid, y nosotros los pámpanos que tú haces brotar de ti mismo y a quienes nos comunicas tu vida y tu Espíritu.

Corta en mí lo que está enfermo y no procede de ti, poda en mí los afectos desordenados que impiden la unión contigo. Aunque me duelan tus golpes, aunque brote sangre de las heridas, lo que importa es que la unión permanezca y dé frutos de bendición.

La permanencia en ti, Jesús, significa permanecer en tu amor, es decir en esa circulación de caridad, de mutua donación que es la vida trinitaria en sí misma y en su apertura hacia mí. ¿Cómo es posible, Jesús, que me elijas a mí, habiendo tanta gente buena que encajaría mejor en tu amistad, conociendo mi debilidad y lo inútil que soy? Tu amor misericordioso fortalece mi fragilidad y hace que me deje modelar por tu Palabra y responder con mi vida a tu elección que es lo mejor qque me ha sucedido.

No quiero, Jesús, gloriarme en mis frutos sino en tu unión conmigo. Esta unión es mi gloria y mi salud. Tú me has elegido, estoy en tus manos, haz de mí lo que quieras. Por todo te doy las gracias. ¡Aleluya! Amén.

P. Félix Ramos, CP.

feralo34@hotmail.com