ORACIÓN

PENTECOSTÉS


En los orígenes del mundo está presente el Espíritu de Dios que “aletea” sobre las aguas: es lo que llamamos el inicio de la creación.

En la concepción de Jesús está presente el poder del Altísimo (Espíritu Santo) en María: es lo que llamamos la Encarnación del Hijo de Dios.

En el nacimiento de la Iglesia está presente el Espíritu Santo: es lo que llamamos Pentecostés.

Ahora bien, si orar es aprender a llegar al corazón del mundo y del hombre para encontrarnos con el Espíritu de Dios-Misterio que ama a los que habitan en él y que es Fuego que alienta, ilumina, desentumece, pone en movimiento … y que es Viento que empuja a avanzar y vencer … tiene razón el Apóstol Pablo cuando dice a los cristianos que el Amor de Dios es irrupción del Espíritu en nuestros corazones y que nuestra tarea es vivir “según el Espíritu”.

Por eso confesamos que “vivir según el Espíritu” es:

1. Relacionarnos con el Espíritu Santo, relación de amor y atención a todo lo que a El se refiere: Amar y servir.

2. Respetar todo lo creado en la naturaleza, porque posee un valor intrínseco al ser la realidad del “aleteo” del Espíritu Santo en la creación: Laicidad y ecología.

3. Ser conscientes, a nivel personal y social, de las consecuencias (benéficas o funestas) de nuestros actos en referencia al Espíritu de Dios: Cercanía y testimonio.

4. Cooperar a la acción del Espíritu. Su irrupción e iniciativa es la ley universal de la evolución, no competitiva sino interdependiente: Apertura y misericordia.

5. Ser hospitalarios. El principal huésped de nuestro ser es el Espíritu, al que pertenecemos como su campo en el nuevo nacimiento: Templo y adoración.

6. Ser portadores del Espíritu, diverso en unos y en otros. La diversidad y la tolerancia activa completan la realidad: Ternura y compasión. 


 7. Ser partícipes del los dones del Espíritu. Porque todos somos miembros de la misma familia, obra de Dios y por el mismo y único Espíritu proclamamos a una sola voz, 


¡Jesús es el Señor! ¡Alfa y Omega! ¡Principio y fin del Universo!

                                                                  P. Félix Ramos, C.P.