ORACIÓN


Oración a Santa María Goretti 
(Compuesta por Juan Pablo II) 


 Niña de Dios,
Tú que has conocido tan pronto
la dureza y el cansancio,
el dolor y las breves alegrías de la vida;
Tú que has sido pobre y huérfana,
y que has amado al prójimo incansablemente,
haciéndote sierva humilde y diligente;
Tú que has sido buena sin enorgullecerte
y que has amado al Amor
por encima de todo lo demás;
Tú que has derramado tu sangre
por no traicionar al Señor,
y que has perdonado a tu asesino,
deseando para él el paraíso,
intercede y ruega por nosotros al Padre,
para que digamos “SÍ”
al designio de Dios sobre nosotros.

Tú que eres amiga de Dios
y lo ves cara a cara,
consíguenos de Él
la gracia que te pedimos…
(Pídase la gracia que se desea alcanzar)

Te agradecemos, Santa María Goretti,
Niña de Dios,
el amor a Dios y a los hermanos
que has sembrado ya
en nuestro corazón. AMEN



RECORDANDO A SANTA MARÍA GORETTI

  ES GRITO DE REBELDÍA Y DENUNCIA ANTE LOS MALOS TRATOS,
ABUSOS Y ASESINATOS DE MUJERES EN MANOS DE SUS PAREJAS O EXPAREJAS… 


ES EL GRITO VITAL DE MARIA GORETTI A ALESSANDRO SERENELLI,
UN JOVEN OCHO AÑOS MAYOR, CUANDO ÉSTE INTENTÓ ABUSAR DE ELLA,
QUIEN PREFIRIÓ SER ASESINADA, A PERDER SU PUREZA. 


MARÍA ANTES DE MORIR PERDONÓ…
ALESSANDRO ESTUVO 15 AÑOS EN LA CÁRCEL DONDE SE ARREPINTIÓ Y
AL SALIR, ¡CAMBIÓ DE VIDA!

 

CON MARÍA GORETTI QUIERO QUE EXPRESES QUE:

NO ES NO, Y ACLARAS TU DECISIÓN.

NO ES NO, Y ACABAS CON TU INSEGURIDAD.

NO ES NO, Y PERDONAS TU FRAGILIDAD

NO ES NO, Y AMAS TU PERSONA

NO ES NO, Y ROMPES EL SILENCIO.
 
NO ES NO, Y RECONOCES TU DIGNIDAD.

NO ES NO, Y CREES EN TU SER MUJER

NO ES NO, Y SIENTES TU VALÍA.

NO ES NO, Y CRECE TU VALENTÍA.


NO ES NO, Y ACABAS CON LA EXTORSIÓN.

NO ES NO, Y ACOGES DETERMINACIÓN.

NO ES NO, Y VIVES CONFIADA.

NO ES NO, Y SUEÑAS ESPERANZA.

NO ES NO, Y CREAS FUTURO.
 

  NO ES NO, Y CON SANTA MARÍA GORETTI, GRITO Y RUEGO POR LA VIDA.

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Vida de Santa María Goretti


El día 6 de julio, la Iglesia celebra la fiesta de Santa María Goretti, una niña que a los 11 años, 9 meses y 21 días, dio la vida por Cristo para no dejarse violar por un joven, en pleno verano de 1902. Su canonización por el Papa Pío XII, en el Año Jubilar de 1950, fue verdaderamente extraordinaria, en algunos aspectos, única hasta nuestros días. Fue la primera en la que la Iglesia canonizaba a un mártir de la virtud cristiana, no de la fe. Fue la primera a cuya canonización asistió su madre, la primera canonización que se hizo en la plaza de San Pedro, no en el interior de la gran basílica, y la más numerosa hasta entonces, si exceptuamos la de S. Juan Bosco. La de Santa María Goretti fue también la primera canonización de un mártir del siglo XX, tan rico en mártires.


Santa María Goretti (en el entorno familiar “Marietta”), nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo, pequeña localidad de Italia. Sus padres fueron Luis Goretti y Assunta Carlini. Martirizada el 5 de julio de 1902, murió en Nettuno el día 6 del mismo mes. Sus restos mortales se veneran en el santuario de Ntra. Sra. de las Gracias, junto a la playa de Nettuno.

Hoy que tan sacudida está la familia en nuestra sociedad, una familia como la de los Goretti podría enseñar mucho a nuestras familias cristianas. Una madre como mamá Assunta, que vivió las realidades y los problemas de las madres más humildes y marginadas de nuestra sociedad actual: los hijos, pobre hasta con la mayor pobreza social, no sabía leer ni escribir, tuvo que emigrar varias veces en busca de trabajo y de pan para sus hijos, viuda y sola muy joven, a la que asesinaron una hija, tantas veces desconcertada y sin saber qué hacer, ni adónde ir, ni qué camino tomar…

Mientras tanto, su Marietta estaba sufriendo en su interior el martirio silencioso de tantos niños y adolescentes de nuestros días. Ante el acoso y el peligro que presentía, la pobre niña más de una vez se dirigió a su madre con esta súplica tan enternecedora: “Mamá, no me dejes sola”.

Después de largos años de trabajos y sufrimientos, mamá Assunta se vio obligada a emprender el retorno al lugar de donde la necesidad la había obligado a salir; pero ahora más pobre, sin su esposo que tanto la quería y que le daba tanta seguridad en la vida, y también sin su hija más querida, Marietta, que tanto la ayudaba y a la que habían asesinado.

Nosotros vemos a mamá Assunta con una mirada retrospectiva y, a la luz de todo lo que ha sucedido después, nos decimos: “¡Qué madre tan feliz, la madre de una santa, la única en toda la historia de la Iglesia que ha recibido de Dios la gracia de asistir a la canonización de su propia hija!”

Esto ahora. Pero ¿qué se dirían entonces en Corinaldo al verla regresar tan pobre, de luto, tan envejecida más que por los años por los trabajos y los sufrimientos? ¿Qué se dirían aquellas buenas gentes del pueblo?

Y luego, Alejandro Serenelli, el joven impuro y criminal que se atrevió a asesinar a puñaladas a una niña de menos de 12 años por resistirse a él en su intento de violarla. Condenado a muchos años de cárcel, es también un hombre cuya vida es muy interesante y aleccionadora para nuestra sociedad actual. Alejandro Serenelli no ha sido ni será nunca canonizado por la Iglesia, pero su imagen sí, su imagen está en no pocos altares, como en nuestra parroquia de Santa María Goretti en Málaga. No como el asesino, sino como el arrepentido y el perdonado por su víctima y por la madre. Es aquel de quien la niña mártir dijo poco antes de morir: “Sí, le perdono y quiero tenerle junto o mí en el paraíso”.

Los restos mortales de Santa María Goretti, se los disputaron la Asociación de Hijas de María y las Jóvenes de Acción Católica, pero la madre se los entregó a los pasionistas, por su relación con ellos en los años duros de la emigración y porque fueron ellos los que promovieron y llevaron a término todo el proceso de la canonización. Cuando Assunta, la madre, asistió a la solemne canonización de su hija, los días que estuvo en Roma, se hospedó en la Casa General que estos religiosos tienen en dicha ciudad.

Los santos son árboles de hoja perenne. Por eso santa María Goretti, a pesar de haber sido martirizada en 1902, cuando era todavía una niña, continúa viviendo llena de verdor y lozanía, con abundancia de flores y frutos, y así continuará siempre a lo largo de la historia de la Iglesia. 
P. Pablo García, C.P.