Pascuales 3


LE RECONOCIERON 
AL PARTIR EL PAN 
(Lc 24, 35)

El término “conocer” ocupa en la literatura bíblica y en la tradición cristiana un lugar considerable y una significación muy rica. No en un contexto de ciencia, sino en un contexto de vida; desborda el saber humano y expresa una relación existencial. Sobretodo, si se trata del conocimiento de Dios; supera el nivel de los sentidos y penetra el nivel emocional y volitivo. Conocer significa reconocer, abrir los ojos, tener relación con, entrar en intimidad con, amar.


RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es descubrir, por la acción del Espíritu de Dios, el misterio de Jesús, cuyo mensaje suma más dar que recibir, entregar la vida que guardarla, escuchar la Palabra que amamantarla, menguar que crecer, humillarse que ensalzarse, perder que ganar, porque perder tierra es ganar terreno, si hay amor.

RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es descubrir, a la luz del Espíritu Santo, que nuestra misión en este mundo es vivir desde el ser, superando los sucedáneos del mismo, en los que los humanos solemos sucumbir; estos son tres: el tener (la codicia), el poder (la ambición) y el aparentar (la vanidad). Triple tentación que el mismo Jesús de Nazaret experimentó en su etapa de desierto (sombras, tentaciones, demonios) y de la que salió victorioso. En ella también nosotros vencemos por la entrega, el servicio y la adoración.

RECONOCER A JESÚS RESUCITADO en la eucaristía es penetrar, por la gracia del Espíritu, en el misterio de Cristo, del que hablan todas las páginas del Nuevo Testamento, en especial Mt 5, 1-12 (las Bienaventuranzas, “Dios los consolará”) y 1 Tim 3, 16 (himno litúrgico), en la forma de “pasivo divino”, tan frecuente en las Escrituras, que es el uso de la voz pasiva en las acciones realizadas por Dios.
 
F.R.L <feralo34@hotmail.com>

Pascuales 2


CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar el Misterio Pascual (pasión, muerte y resurrección del Señor), es decir, vivir y celebrar los sacramentos pascuales, bautismo y eucaristía. Estos nos hacen participar de los frutos de aquel. La gracia bautismal y eucarística es tan evidente que no debemos dejar pasar la ocasión que se nos ofrece de profundizar en la significación de nuestra vida de bautizados.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA significa aceptar la salvación que Dios nos ofrece en su Hijo Resucitado, luchar contra el mal y sus causas, y adorar … porque la felicidad humana es tener experiencias de Dios a pesar del mal; el cristianismo tiene motivos para esperar más allá de la muerte, porque la gloria de Dios es la vida del hombre. Estos tres verbos: aceptar, luchar, adorar, son las actitudes que explicitan el protagonismo del Espíritu de Dios en la creación y el compromiso del hombre en la historia de la comunión fraterna, expresada en las obras de amor y de misericordia.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar el sacramento de la nueva creación; Dios, después de haber creado al hombre, sigue en el presente extendiendo su obra, que es una nueva humanidad, humanidad de mayor participación de su vida divina.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA es celebrar en la Resurrección de Cristo que Él manifiesta su papel de nuevo Adán y de primer nacido de la humanidad nueva, humanidad a la que Pablo Apóstol añade con gusto los títulos de Hombre Nuevo, Hombre espiritual, Hombre interior.

CANTAR EL ALELUYA EN PASCUA no
es sólo traer a la memoria el acontecimiento milagroso de la salida de la tumba, sino tomar conciencia de que a partir de este momento un nuevo tipo de hombre ha venido al mundo, del que participamos por el Bautismo. ¡Aleluya!

                                  Félix Ramos Lores, c.p.